No se ha terminado de rentabilizar la Web
2.0, cuando ya se habla de la 3.0.
A nivel generacional esto significa que la 2.0
no sería vista como el padre y la 3.0 como el hijo, sino más bien como el
abuelo y el nieto, respectivamente. Y es que la revolución
imparable del mundo digital no da pie a las viejas formas de
rentabilizar los servicios que se prestan: Una fuerte reconversión y su
rentabilización en años. Ahora se ha pasado a un modelo de constante evolución.
Si se mira hacia la historia de la humanidad
vemos similitud con lo que está pasando en la era digital
centrada en el paso del feudalismo al renacimiento. La Web 1.0
era un sistema en el que cada página web tenía su propio ecosistema,
representado por su dominio a modo de feudo, inconexo entre los demás, hasta
que aparecieron los buscadores para cambiarlo todo y propiciar nuevas formas de
hallazgo de información. La Web 2.0 y la explosión de las redes
sociales se pueden asemejar a la invención de la imprenta y a la
popularización de la comunicación, ideas, contenidos e informaciones en todo
tipo de formatos y plataformas. Ahora, la Web 3.0 será el Renacimiento,
una revolución en sí misma en la que se volverá a mirar al hombre, a la humanidad.
El hombre como centro de todo.
La Web 3.0 dará valor y
prioridad a la persona. Ya se hace marca online de cada
persona, porque se le da cada vez más credibilidad a una persona que a una
marca o empresa, por lo que la creación de valor por parte
de la empresa pasa porque
ella misma dé a conocer a sus empleados, que son quienes mejor marca pueden
hacer de su compañía y de ellos mismos. La empresa dejará de ser ente
heterogéneo para convertirse en la suma de muchos pocos que aportan su valor
individual. Esto vendrá propiciado por la fusión entre el mundo real y
el digital. La reputación y valor de cada individuo en cada uno de
estos mundos se sumará o restará, dependiendo de la reputación y valor
conseguidos en offline y online
Fuente:01/06/12/www.tecnotop.es
Saludos Ana María Carrascal
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